domingo, 1 de agosto de 2010

Cruzada contra el burqa

Los musulmanes invaden la Península Ibérica, rápidamente conquistan el Sistema Central sin encontrar resistencia alguna. Importantes ciudades y reinos como el de Valencia, el murciano caen. Se instaura el Emirato de Córdoba, bajo la administración del Califato de Damasco.

Esto sucedió hace 1300 años cuando los musulmanes conquistaron el territorio conocido como Al-Ándalus (الأندلس) La historia se repite tras XIV siglos. Más de 800.000 musulmanes habitan España. Actualmente nos encontramos ante lo que podría ser una invasión árabe no formalizada, es decir no reconocida por ningún gobierno u organismo internacional. Pero hoy no hablaremos sobre esta supuesta invasión no formalizada, hablaremos de un tema muy estrechamente relacionado con ella, el burqa y los atuendos islámicos concebidos para la mujer.

En España llevamos varios meses de acalorado debate sobre la prohibición del burqa en instituciones públicas como ayuntamientos o ministerios o incluso hasta la prohibición total de él en vía pública. Varios partidos políticos, muchas plataformas y unas cuantas organizaciones declaran que no solamente el burqa es el problema, sino también atuendos como el hiyab, el niqab, el shayla o el chador.

Desde mi parecer con el uso de estas prendas se les está dando un trato discriminatorio a las mujeres. En una sociedad progresista y moderna como la actual no puede ser que aceptemos tratos retrógrados y vejatorios.

En el momento que llega un inmigrante a un país distinto al suyo, ha de saber adaptarse al medio, aceptar las costumbres del país en cuestión y respetar las leyes y fundamentos por las cuales se rige dicho Estado. Por esta misma razón no podemos permitir ser aplastados y pisados por culturas ajenas a la nuestra. Debemos mantener firme nuestra postura y penalizar a quien incumpla nuestro reglamento.

¿A caso hay muchas iglesias Católicas Apostólicas Romanas en países de confesionalidad musulmana? La respuesta es no, igual que ellos hacen con nosotros, no podemos permitir que mezquitas y centros de rezo coránico sean construidos en nuestro territorio.

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