miércoles, 9 de marzo de 2011

Far away

Más de 1.500 quilómetros son los que nos separan del foco de cambio mundial, Libia. Parecen una inmensa distancia, pero debemos recordar que Libia pertenece al Mediterráneo, nuestro mar, nuestras aguas; tenemos más en común con ellos de lo que creemos.

Podemos afirmar rotundamente que un cambio de paradigma se está haciendo patente en la zona más septentrional de África, Túnez, Egipto, Libia, extendiéndose la revolución a pequeños países árabes. Esta revolución cuya pretensión es derrocar a los regímenes autoritarios para liberar el país de la tiranía de un hombre parece que empieza a dar sus frutos, la democracia llega a estos lugares, tarde pero llega.

Es por este motivo que Occidente tiene que poner sus ojos sobre estos estados, dejando de lado los intereses económicos como el petróleo y el gas, para guiar a éstos hacia un futuro prometedor, hasta ahora incierto, de manera que no se emplacen sistemas corruptos como forma de gobierno. Considerar también que organizaciones internacionales como la ONU o la OTAN deberían establecer bases militares, con tal de evitar posibles revueltas o guerras civiles en los primeros años de democracia. Agentes internacionales, políticos occidentales, magistrados etc. asignados directamente por la ONU o gobiernos deberían trabajar en calidad de asesores nacionales con tal de guiar a la nueva clase política y marcar unas pautas políticas con estos nuevos Estados que nacen ahora.

De momento el futuro es incierto, pero lo más probable es que la revolución se extienda por toda la liga Árabe siguiendo así la suerte de Egipto o Túnez en el que el pueblo se erige sobre un dictador.

Esperemos que la revolución no derrame más sangre y que dictadores abandonen sus puestos pasando por la justicia internacional pagando así, los daños ocasionados al país, al pueblo, muchos de ellos durante más de cuatro décadas.

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